Muchos padres convierten la comunión de sus hijos en una competición absurda en la que su progenitor tiene que vestir el traje más caro que el del hijo de la vecina .
Las fotos tienen que ser perfectas y los niños convertirse por un día en modelos fotográficos.
Y todo esto para que???
Si preguntas a los pequeños no saben contestar pero seguramente los padres contestarán en su lugar: "un día es un día..".
Este año hemos celebrado la comunión de nuestra hija.
Y ha sido una comunión muy especial.
Como buen sabéis mi situación económica es penosa pero la comunión se tenía que hacer si o si.
Así que se nos ha ocurrido celebrarlo entre el último día del año 2015 y el primer día del año 2016.
Hoy recordé este "día" y he preguntado a mi hija que le ha parecido su comunión.
Y me contestó que la única pena es no haber podido comer sus 12 uvas .
Tenían que verlo... No teníamos invitados, nadie nos conocía ,y en la iglesia sólo estaban presentes un matrimonio francés y un matrimonio alemán .
No se si se dieron cuenta si quiera que el sacerdote celebró la misa y la comunión de mi hija ala vez .
Pero les prometo que ha sido una noche muy especial .
Mi niña iba vestida con sus vaqueros de cada día, con su abrigo de todos los días y me sentí la madre más orgullosa del mundo.
El echo de ser pobres ha salvado el alma de mis niños.
Nunca piden nada y son felices con muy poco.
Y es el único hecho que debo agradecer por tener una mala situación económica.
Espero que nunca cambien,que no se vuelvan nunca avariciosos ,y que valores como la honestidad y la humildad les acompañen siempre.
Si nuestros hijos de mayores olvidan estos valores es nuestra culpa,nada más que la nuestra porque ellos serán lo que nosotros les enseñamos ser.
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